En el libro El
valor de educar, Fernando Savater nos cuenta su opinión acerca de la educación
y del valor de educar. Muestra una contundente indignación sobre el trato que
la educación recibe en España. Para Sabater, las instituciones docentes de
nuestro país están maltratadas por parte del gobierno. Y esto cala también en
la sociedad, que tienen una imagen del maestro, como una profesión de segunda,
algo sin importancia, como cita Savater en su libro “pasar más hambre que un maestro de escuela”.
Es una profesión
menospreciada y de poca consideración, apenas tienen peso burocrático y ayudas
económicas y lo peor de todo, es que la cosa va a peor, como se puede comprobar
a día de hoy, con los recortes en tantos sectores de la educación como
opositores, becas, sueldos, inversión etc.
Todo esto es lo que
llena de rabia e indignación al autor, como refleja en su libro “Todo esto es un auténtico disparate. Quienes
asumen que los maestros son algo así como «fracasados» deberían concluir
entonces que la sociedad democrática en que vivimos es también un fracaso”. Pues
todas las profesiones consideradas de “primera” como ahora los políticos,
banqueros, médicos etc. “dependen
necesariamente del trabajo previo de los maestros”.
Por estos motivos
el autor clama contra este incomprensible maltrato del estado, hacia la
educación. Y desemboca por tanto, en que debe considerarse a la enseñanza
básica como prioritaria, tanto en investigación, como en recursos y en
instituciones. Debe tener más presencia en las instituciones públicas y
gubernamentales y debe rehuir su baja consideración y prestigio social.
Yo personalmente,
como hijo de maestros que soy, empatizo mucho con el autor y estoy de acuerdo
con sus palabras. Un maestro es, junto a los propios padres, la pieza
fundamental para la formación y educación de las personas, las cuales en el
futuro, serán los nuevos médicos, maestros, políticos, etc. Por lo que pienso
que esta profesión debería estar mucho mejor remunerada y valorada socialmente,
como ocurre en muchos otros países de Europa como Luxemburgo, Finlandia o
Alemania.
Con todo esto ya
podríamos intentar empezar a contestar la pregunta: ¿Qué es educar? Pues bajo
mi punto de vista, es el proceso de enseñar a las personas, formarlas y
educarlas. Transmitirle conocimientos y
experiencias. En definitiva, es la base de todo. La raíz sobre la que
crecerán las personalidades, el conocimiento, el carácter, los intereses, y las
designaciones profesionales de cada persona. Es el proceso de humanización y
formación de las personas, como refleja Savater “Como la humanización es un proceso en el cual los participantes se dan
unos a otros aquello que aún no tienen para recibirlo de los demás a su vez, el
reconocimiento de lo humano por lo humano es un imperativo en la vía de
maduración personal de cada uno de los individuos”.
Por todo esto, es
más que comprensible el enfado de Savater. Debemos movilizarnos y hacernos oír
para intentar acabar con esta tendencia negativa que asola a nuestra educación.
Es triste pensar que por culpa de los recortes, la falta de ayudas para la
investigación etc. gente muy preparada y con futuro prometedor en la enseñanza,
deba renunciar a sus sueños y abandonar los estudios. Para concluir este
ensayo, acabaré de una manera que un MAESTRO me enseñó, con una cita y con una
pregunta para la reflexión.
Hace poco vi
escrito en la mesa de una biblioteca de la Universidad de Valencia lo
siguiente: ¿Y si vuestra subida de precios de la matrícula está impidiendo
estudiar al futuro doctor que descubrirá la vacuna contra el cáncer?
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